TELE DESCARO
Cada vez veo menos la televisión, y estoy muy satisfecho de ello. Día a día el nivel de la caja tonta va decayendo hasta el filo de lo imposible. Apagar la televisión es un placer que me gusta practicar. Sobre todo por que apagando la tele descubres que hay muchas posibilidades, y todas bastante más constructivas que estar delante de un medio que te destruye y anula como persona mientras estás delante, bueno y cuando no también.
Aquí tampoco nos libramos de la tele-basura. Aragón Televisión, la de todos, bueno la de casi todos, los aragonesofablantes y catalonaparlantes aragoneses la pagan pero no tienen derecho a sentirse reconocidos por el ente público, total tampoco están reconocidos por nuestro Estatuto.
Lo más triste de todo es el bochornoso espectáculo de los informativos y sus presentadores. Lo de TeleBiel, que muchos creíamos exagerado, se ha convertido en una realidad cotidiana. Ayer sin ir más lejos enchufé nuestra televisión para darme cuenta de que es más suya (PAR) que nuestra. Observé con asombro el trato informativo que dan a las noticias. Salía Biel con unos mimos contando no se muy bien el que, algo de campaña seguro. El tema es que tras esta noticia, la de un hombre que lleva 20 años machacando esta tierra, aparece en pantalla la de la inauguración del Centro Cívico de Santa Isabel. Este equipamiento, largamente demandado por sus vecinos y que se ubica en uno de los distritos de mayor crecimiento de nuestra ciudad, está llamado a convertise en un epicentro social, cultural y en un motor de participación de las vecinas y vecinos del barrio.
Pero claro, que le importa más a Aragón Televisión, un Centro Cívico o José Ángel Biel?, la respuesta es clara y evidente, además de triste.
Lo realmente triste es que con los impuestos de todos estemos pagando una televisión para la mayor gloria y reconocimiento de una babosa política. Empiezo a echar de menos a Antena Aragón. Tenía pocos medios, pero los suplía con imaginación y saber hacer. Con profesionales que eran de aquí, de nuestro país, que conocían nuestra realidad y la difundían con cariño a través de las ondas. Que daban el tratamiento correcto a las noticias que realmente lo son, y no a cuentos chinos de un señor que está dando sus últimas coces a base de darle un compás y un mapa de Zaragoza a algún nieto suyo para que trace unas rayas encima.
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AGUSTINA -